Habita un
hemisferio invisible
donde sus vecinos
los de la lámpara eterna
hacen gestos
entretejen convites
emboscan con ofertas obscenas
exhiben sus hipocampos
en las rutinas de extramuros
Habita su imperio despojado
elige dormir en el lomo de la noche
bucear los intestinos de la sombra
desvestir las pesadillas
y ataviar los espantos con palabras
allí elige despistar al domingo
allí simplemente hasta
que el apogeo de la luna
fecunde los eriales
resucite las urgencias
desdibuje el rictus
que encoge
la infinita
llovizna de su otoño
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