Mis palabras naufragan en oleajes de sentidos.
El tiempo no negocia sus treguas.
Deberíamos bañarnos, de vez en cuando, en el
Leteo.
La
palabra propia es inquilina forzosa de la ajena.
Entre
el amado y el amor, elegí la presencia
del gesto.
Cuando
te espero, sobra el tiempo que se acaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario